miércoles, 7 de septiembre de 2011

UNIDAD 1 EL SENTIDO SOCIAL DE LA ADULTEZ Objetivo: Realiza propuestas para romper la actitud adultocéntrica.


EDUCACION Y HUMANIZACION EN LA NIÑEZ

Tema 1.- El enfoque adultocéntrico

Objetivo: Analizar las dificultades del sistema adultocéntrico

Por Jorge Daniel Velásquez

Las cuatro funciones b�sicas que articulan el discurso para Lacan son S1 y S2 (significantes diferenciados), el sujeto dividido $ (efecto de la articulaci�n significante) y el objeto a (que est� situado en el Real ubicado en la fisura de la articulaci�n significante). Estos cuatro elementos rotan entre la posici�n del agente (deseo), el otro (trabajo, goce), la verdad y la producci�n.
El discurso adultoc�ntrico, al igual que los m�ltiples discursos que posicionan en la postura dominante (o atribuyen la posici�n de agente) al significante var�n-blanco-heterosexual-burgu�s-urbano son caras diferentes del discurso del amo. Es decir que el discurso adultoc�ntrico comparte su capacidad de ser interpretado desde el discurso del amo de la misma forma que lo hacen quienes denuncian la violencia del discurso machista, sexista, racista, etc. Podemos decir entonces que el significante adulto (S1) enmascara esa divisi�n constitutiva del sujeto adulto ($) al dirigirse al significante joven (S2) como el esclavo sometido al trabajo que lo empuja el agente, del mismo modo que el significante �macho� es S1 en representaci�n al significante �mujer� (S2) o que el significante �blanco� es S1 en relaci�n al significante �negro� o �indio� (S2).
Los actos de habla ilocutivos (aquellos que performan la realidad en la propuesta de J.L.Austin) son justamente la forma c�mo el amo (el significante adulto que ocupa la posici�n del agente, S1) al reificar al otro (el significante joven, S2) con determinados actos de habla que, siguiendo en Foucault, podr�amos decir que son parte de un discurso dicho y que est� siempre por decir.
Diversas caras de este discurso dicho pueden ser: �los j�venes son el futuro de la patria�, �los j�venes est�n en la edad del burro �, �los j�venes son inmaduros�, �los j�venes son rebeldes sin causa�, entre otras.
Del primero de estos, �los j�venes son el futuro de la patria� podr�amos decir que dado que la historia es un intento por documentar la huella mediante el texto (entendido seg�n Ricoeur como el discurso plasmado en la escritura) nos remite a un pasado le�do desde el presente en el cual los j�venes no aparecen. Decir que los j�venes son el futuro de la patria es el acto por el cual S1 se posiciona como amo al esclavizar a S2. Con Lacan podemos decir tambi�n que el significante adulto (S1) m�s all� del otro (S2), se refiere al gran Otro del cual recibe el mensaje en forma invertida, que podr�a leerse como �los adultos somos la historia de la patria�. Prueba de aquello puede ser que la historia (la que nos es contada, la institucionalizada) tiene protagonistas casi siempre adultos.
Puede decirse algo similar cuando S1 se representa a S2 como el amo que lo cosifica detr�s del enunciado que �los j�venes est�n en la edad de burro�. El acto de cosificaci�n es la realidad performada por el acto de habla que el significante adulto enuncia desde la posici�n del agente. El mensaje por inversi�n que se recibe del gran Otro, y por la cual el adulto ratifica su posici�n subjetiva en los casos mencionados pueden decirse como: �los adultos son inteligentes�, �los adultos son maduros�, �los adultos tienen causas para hacer las cosas�, etc.
No debemos olvidar que en este discurso, la subjetividad divida del amo ($) est� en el lugar de la verdad, lo que nos permite ver detr�s de la posici�n dominante del amo esa condici�n que se esconde detr�s de una aparente integridad. El significante adulto pretende aparecer como individuo (indiviso) desde su posici�n de amo para esconder justamente esa caracter�stica irrenunciable que lo asemeja a cualquier otra subjetividad.
En la dial�ctica del amo y el esclavo, el significante joven (S2) debe renunciar al goce para trabajar seg�n la imposici�n de S1, lo cual puede traducirse c�mo el significante joven socialmente cobra valor en el orden simb�lico en la medida que act�a en contra del significante adulto; sin embargo, siguiendo la perspectiva lacaniana, S2 produce el objeto a, que es el objeto del deseo del amo pero que escapa a toda representaci�n. Quiz� podemos traducir esto en el incesante deseo que la sociedad adultoc�ntrica, tiene de adquirir un car�cter juvenil que le resulta esquivo. La publicidad representa una sociedad adulta deseante que busca �lo joven� como el objeto que no est� disponible para sus representaciones, aunque crea desde m�ltiples art�culos de consumo su propio fantasma (escuetos reflejos del goce).
El significante joven (S2) revela la condici�n perversa del sujeto (que se posiciona en el lugar de la verdad) mediante su desilusi�n ante todas las promesas no cumplidas con las cuales el agente (significante adulto, S1) performa la realidad. Es decir, cuando en la experiencia vital se comprueba el enrarecimiento del discurso adultoc�ntrico, S2 revela que los discursos dichos en relaci�n a los j�venes son pronunciados por un significante que se convierte en un sujeto tan prendido del lenguaje (aferrado a su s�ntoma) como otro. Los j�venes constatan que el supuesto orden (simb�lico, social) creado por los adultos est� plagado de errores, que en la vida adulta no se concretan los supuestos �sue�os de juventud�, que las instituciones que ratifican al adulto como el agente (S1) no son capaces de asegurar la calidad de vida de la gente, en fin, los j�venes constatan y revelan, la condici�n perversa del sujeto.
Desde otro punto de vista, el significante joven (S2) est� obligado a revelar el cinismo del agente porque, en la explicaci�n de Zizek: �El esclavo se libera del amo s�lo cuando experimenta hasta qu� punto el amo encarna simplemente el autobloqueo de su propio deseo: aquello de lo que al amo a trav�s de represi�n externa aparentemente lo privaba� y que en realidad nunca lo hab�a pose�do (Zizek, 2000: 172)�. Es decir, el significante joven que se afirmaba por la negaci�n del adulto (que supuestamente negaba lo joven a trav�s de la postergaci�n de todos sus ideales en un futuro improbable) es tambi�n la negaci�n de su propio deseo. El significante joven (S2) experimenta en la vida del adulto la p�rdida de lo que nunca tuvo que podemos identificar, entre otras cosas, como la condici�n de sujetos pol�ticos e hist�ricos.
Con esto se ratifica que el discurso es justamente aquello que permite crear el nexo social (tenso o no) entre el significante adulto o el significante joven. El uno y el otro est�n mutuamente imbricados en el lenguaje.

Imagen: Quino
Por Ileana Medina Hernández
Hasta ahora, la inmensa mayoría de la tradición escrita sobre pedagogía, educación infantil y crianza, se ha hecho desde lo que podemos llamar un "enfoque adultocéntrico", desde el punto de vista del ser humano adulto, donde cabe cualquier postura, si se considera que los padres, madres o adultos somos "libres" para educar y enseñar como queramos.
 
También las teorías patriarcales, las teorías feministas de la igualdad, siempre  hablamos de seres adultos o maduros que defienden su derecho a vivir su vida total del modo que estimen conveniente.

Desde el punto de vista de la libertad individual el adultocentrismo se desenvuelve en:

  • las formas de asumir la sexualidad (sin sexualidad no hay reproducción; y el embarazo, el parto, la lactancia y el puerperio forman parte del ciclo sexual femenino).
  • las relaciones de poder entre padres e hijos (la cuestión de los "límites", el autoritarismo, la asertividad, las normas, la violencia, el apego, etc... sigue siendo el vértice central de toda teoría pedagógica).
  • y la dinámica entre el tiempo familiar y el tiempo dedicado al trabajo. Todavía en muchas políticas sigue predominando el sentido hacia "afuera del tiempo familiar", salarios, horarios laborales, adultos productivos, promociones a su ingresos económicos  y en ninguno de los dos enfoques se le está dando la importancia que merece al derecho y necesidad de los niños de permanecer mayor tiempo al cuidado de sus padres].

     "...por eso hoy he tomado una gran decisión: de forma transitoria pero frecuente te voy a dejar en manos ajenas, no sólo para irme a trabajar, sino también para cumplir mis grandes deseos y mis pequeños caprichos.
    Porque en esta tarde de compras, además de disfrutar de unas horas de alegre asueto, me he percatado de que, más allá de esta piscina donde te enseño a dar tus primeros pasos, tienes que aprender de mí a vivir libre de las cadenas del afecto. " (Dra.Inmaculada Gilaberte, libro Equilibristas, Entre maternidad y la profesión)



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